El sexo sin miedo, relatos y mitos sobre la intimidad
La intimidad es un derecho básico (y esencial) al que todos los seres humanos somos dignos de vivir y compartir.
Apertura | Vulnerabilidad
Abrirnos al placer es también abrir el camino al dolor. La vulnerabilidad de compartir tu intimidad con otra persona, de mostrar quién eres lejos de la mirada del mundo.
La pornografía es mecánica y performativa. La intimidad es improvisación y espíritu. Como hombres, hemos creado en el porno una verdad dolorosa de cómo debo de ser para cumplir mi rol al compartir al compartir mi sexualidad.
La intimidad es un derecho básico (y esencial) al que todos los seres humanos somos dignos de vivir y compartir. El tema es que somos responsables de proveernos este derecho y de elegir ser nosotros (vulnerables y reales) junto a otra persona.
La mayoría de las veces elegimos el dolor y ansiedad de lo común y lo conocido, a experimentar el placer y la verdad de lo desconocido.
La sexualidad es una práctica tanto espiritual como primitiva. Esto hace del sexo una ceremonia, así como una cacería. Cuando nos movemos en extremos, es cuando lo ponemos en un pedestal y nos olvidamos de disfrutar del momento. Cuando nos ubicamos del otro lado, solo buscamos el placer y dejamos de lado el conectar las almas.
Balance | Zen
El punto medio es poder entender que tenemos que soltar, poder ser cazador y presa, amante y amado, fuerza y fluidez. Ser lo que uno es desde un lugar seguro al compartirlo con alguien a quien conoces y con quien compartes la elección de brindarte tal como eres. Desde la confianza, la empatía, el respeto y el amor.
La intimidad para mí es sagrada. Así sea por el día en que nací y por los astros que rigen ese tipo de energía. Sea porque es lo que he reconocido de mí a mis 34 años de vida con las experiencias que he compartido hasta el día de hoy. Sea porque entiendo que la principal tarea que tengo en esta vida es el conocerme más y más, y ese autodescubrimiento se siente mejor, más real y hermoso cuando lo hago a través de otro.
Es convertir y separar al sexo de la cosmovisión actual de la sociedad; pornografía, expectativas, roles de género, ansiedad, procreación, un fin para un medio, a una celebración de la vida y comunidad, un juego, una historia sin guion, un río sin caudal, una danza entre almas que se saben existir porque están juntas y un roce de cuerpos que sanan con su calor la mente, el cuerpo y el alma.
Sanar | Comenzar a vivir
La cura para el mal sexo es (sorpresa) el mal sexo. Encontrar y reconocer las frustraciones por una mala experiencia tras otra es la que nos invita a aprender.
Aprendemos al conectar con nosotros, desde adentro. Así, transmutamos malas experiencias en aprendizaje y autoconocimiento.
Es aprender de mí para poder disfrutar de esta experiencia y de todo lo que forma parte inherente de ella: la compañía de ese alguien, la intimidad con su alma, la creación de vida al fundirse nuestras energías.
Poder ir de la mano en la vida conmigo, en paz, tranquilo, porque he sido visto y me he visto en otros.
Gracias a todos por leerme y a mi por permitirme ser más genuino, vulnerable y compartir parte de mi intimidad con el mundo.